domingo, 31 de diciembre de 2017
sábado, 23 de diciembre de 2017
lunes, 18 de diciembre de 2017
lunes, 11 de diciembre de 2017
lunes, 4 de diciembre de 2017
miércoles, 22 de noviembre de 2017
Yo también soy hipertenso
Tengo 35 años.
No fumo.
No bebo.
No tengo colesterol.
No padezco ninguna enfermedad.
Pero de la noche a la mañana me he convertido en hipertenso.
Como habrán podido leer en alguna noticia como esta, la Asociación Americana del Corazón y el Colegio Americano de Cardiología ha cambiado los parámetros para diagnosticar la hipertensión arterial. Antes hacía falta tener una tensión arterial superior a 140 de sistólica y 90 de diastólica para estar clasificado como un paciente de hipertensión. Tras una serie de estudios han decidido disminuir estas cifras a 130/80.
Con este cambio, personas como yo, que tienen de manera habitual la tensión un poco más elevada de lo normal nos hemos convertido (según este criterio americano) en enfermos.
Este tipo de cambios siempre vienen acompañados de polémica. Muchos creen que son las farmacéuticas las que incentivan a las organizaciones profesionales para que disminuyan los valores de diagnóstico. Esta teoría de la conspiración tiene sentido, a más diagnósticos de hipertensión más antihipertensivos vendidos. Sin embargo, los autores dejan muy claro que este cambio se debe a que se ha visto una mayor probabilidad de problemas cardiovasculares a largo plazo en las personas con estas cifras respecto a las personas con tensiones por debajo de 120/80. Además, remarcan que a esta población se les debe tener en cuenta antes a fin de poder modificar a tiempo sus hábitos de vida.
En este sentido, los titulares tan llamativos como los que hemos podido leer y la simplificación de los modelos pueden dar lugar a que personas sanas (como yo) se conviertan en enfermos de manera prematura. Se ha demostrado que para que en un futuro se padezcan problemas cardiovasculares hay muchos más factores a tener en cuenta además de la tensión. Una manera de estimar el riesgo de cada individuo es mediante escalas que agrupan varios parámetros. Una de las más utilizadas en España es la REGICOR que tiene en cuenta tensión arterial, sexo, tabaco, diabetes, edad y niveles de colesterol.
Con todos los parámetros recogidos calcula la probabilidad de tener algún problema cardiovascular en los próximos 10 años. Hay calculadoras online como esta que te permite calcular este porcentaje. Con mis datos me estima que tengo un 1% de riesgo, lo que demuestra que no solo es importante el control de la frecuencia cardíaca (que también) para el desarrollo de problemas cardiovasculares.
En definitiva, para los nuevos "hipertensos" como yo les recomendaría que controlaran su tensión arterial de vez en cuando (nunca está de más), que sigan una vida saludable, pero que de momento no se preocupen demasiado por su salud futura.
Cuídense!
No fumo.
No bebo.
No tengo colesterol.
No padezco ninguna enfermedad.
Pero de la noche a la mañana me he convertido en hipertenso.
Con este cambio, personas como yo, que tienen de manera habitual la tensión un poco más elevada de lo normal nos hemos convertido (según este criterio americano) en enfermos.
Este tipo de cambios siempre vienen acompañados de polémica. Muchos creen que son las farmacéuticas las que incentivan a las organizaciones profesionales para que disminuyan los valores de diagnóstico. Esta teoría de la conspiración tiene sentido, a más diagnósticos de hipertensión más antihipertensivos vendidos. Sin embargo, los autores dejan muy claro que este cambio se debe a que se ha visto una mayor probabilidad de problemas cardiovasculares a largo plazo en las personas con estas cifras respecto a las personas con tensiones por debajo de 120/80. Además, remarcan que a esta población se les debe tener en cuenta antes a fin de poder modificar a tiempo sus hábitos de vida.
En este sentido, los titulares tan llamativos como los que hemos podido leer y la simplificación de los modelos pueden dar lugar a que personas sanas (como yo) se conviertan en enfermos de manera prematura. Se ha demostrado que para que en un futuro se padezcan problemas cardiovasculares hay muchos más factores a tener en cuenta además de la tensión. Una manera de estimar el riesgo de cada individuo es mediante escalas que agrupan varios parámetros. Una de las más utilizadas en España es la REGICOR que tiene en cuenta tensión arterial, sexo, tabaco, diabetes, edad y niveles de colesterol.
Con todos los parámetros recogidos calcula la probabilidad de tener algún problema cardiovascular en los próximos 10 años. Hay calculadoras online como esta que te permite calcular este porcentaje. Con mis datos me estima que tengo un 1% de riesgo, lo que demuestra que no solo es importante el control de la frecuencia cardíaca (que también) para el desarrollo de problemas cardiovasculares.
En definitiva, para los nuevos "hipertensos" como yo les recomendaría que controlaran su tensión arterial de vez en cuando (nunca está de más), que sigan una vida saludable, pero que de momento no se preocupen demasiado por su salud futura.
Cuídense!
lunes, 20 de noviembre de 2017
miércoles, 15 de noviembre de 2017
¿Me tomo o no me tomo el medicamento? ¿Puedo decidir yo?
Todos los que hemos tomado medicamentos en algún momento de
nuestra vida nos hemos hecho esa misma pregunta. Las razones por las que se
llega a esta cuestión son varias:
- Padezco una enfermedad que en este momento, que no me da ningún problema y me tengo que tomar un medicamento todos los días.
- El hecho de tomar la medicación, no me hace sentir mejor
- El medicamento que tengo que tomar me sienta mal.
- He oído que el medicamento puede hacerme daño en un futuro.
Si ante una de estas cuatro suposiciones ha decidido no tomarse la medicación que le han prescrito, estará ante un problema de adherencia al tratamiento, al que también se añaden todas las veces que se le olvida tomar los medicamentos. Situación que se repite de forma frecuente en los países desarrollados, donde uno de cada dos pacientes no toma la medicación correctamente. De hecho, se considera uno de los principales problemas de salud, puesto que la adherencia terapéutica es la base para el éxito de los tratamientos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió la
adherencia como “el grado en que un paciente sigue las recomendaciones que los
profesionales sanitarios le han sugerido (hacer dieta, realizar ejercicio
físico, tomar los medicamentos).
Por tanto, la mejora de la adherencia es un objetivo
primordial de todo el sistema sanitario. En este sentido, la Sociedad Española
de Farmacia Hospitalaria (SEFH) celebra el 15 de Noviembre el "Día de
la adherencia e información de medicamentos". Se trata de una jornada
de sensibilización para los ciudadanos sobre la importancia del seguimiento de
los tratamientos. Como cada año, participan hospitales de toda España, y cuenta
con el respaldo del Ministerio de
Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Para abordar este problema, es clave la educación de los
pacientes sobre los tratamientos. La información y conocimiento de sus
medicamentos puede ayudar a los pacientes a entender qué están tomando y
con qué finalidad. Por ejemplo en los casos anteriores:
1) En el primer supuesto podría ser un paciente en
tratamiento con acenocumarol (Sintrom®). Ha de saber que aunque no tenga en ese
momento problemas con su enfermedad, si deja de tomar el medicamento puede ser
peligroso, ya que con el tiempo se pueden formar coágulos en la sangre.
2) En el segundo, podría ser un tratamiento hipolipemiante
(para bajar el colesterol, principalmente). En este caso el paciente no nota
mejoría cuando lo toma y los resultados analíticos tardan en verse. Sin embargo, es
imprescindible que se tome el medicamento todos los días para disminuir el
riesgo de infartos o problemas cardiovasculares del futuro.
3) Hay medicamentos que los primeros días producen pequeños
efectos molestos, pero con el tiempo se van tolerando mejor.
Es importante saberlo para no abandonar el tratamiento antes de que estos efectos
desaparezcan.
4) En el cuarto caso, es el ejemplo de los analgésicos, como la morfina, en que
los pacientes no lo toman, por miedo a habituarse. En estos casos, son capaces
de sufrir dolor innecesario por miedo a tomarlo.
Por tanto la toma de decisiones respecto a su tratamiento implica
potenciales riesgos. En este sentido es muy importante la figura del paciente instruido,
que tiene información adecuada sobre los medicamentos, y sabe qué hacer
ante distintas situaciones. Además está implicado en el tratamiento, se responsabiliza del mismo y conoce las
consecuencias de no tomar la medicación. En definitiva, el paciente debe
participar activamente en la gestión de su enfermedad y buscar asesoramiento en
el personal sanitario.
Las medidas
generales que los profesionales sanitarios pueden establecer son:
- Simplificar los tratamientos, con el menor número de tomas diarias, consiguiendo que forme parte de la rutina diaria, respetando las preferencias del paciente.
- Dar
información de cómo tomar los medicamentos, cuál es el objetivo del
tratamiento, qué hacer ante los olvidos,
los posibles efectos adversos que pueden aparecer y cómo actuar
ante ellos.
- Recomendar
formas de no olvidar la administración del medicamento, ayudándo al paciente a programar la toma de medicamentos,
mediante el uso de pastilleros o diferentes sistemas de recordatorios.
Existen formas de aviso sencillas, como las aplicaciones móviles (apps) de
fácil manejo: Recuerdamed y
Expertsalud (ver página eDruida y apps para la adherencia ).
- Ser
accesible mediante consultas telefónicas o por vía telemática.
El farmacéutico es un profesional sanitario experto en
medicamentos, que te puede ayudar a mejorar la adherencia.
¡Consúltanos, estamos cerca de ti!
lunes, 13 de noviembre de 2017
lunes, 6 de noviembre de 2017
lunes, 30 de octubre de 2017
lunes, 23 de octubre de 2017
lunes, 16 de octubre de 2017
lunes, 9 de octubre de 2017
lunes, 2 de octubre de 2017
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