Estamos en pleno verano y el buen tiempo nos da la oportunidad de disfrutar de salidas al campo o a la playa.
En varias ocasiones hemos comentado los efectos dañinos que el exceso de sol tiene sobre nuestra piel y las precauciones especiales que se han de tener, especialmente en pacientes que están tomando medicamentos.
Pero el sol también nos proporciona beneficios, como puede ser la obtención de la vitamina D.
¿Qué es la vitamina D y para qué sirve?
La vitamina D es una vitamina liposoluble (es decir, que se almacena en el tejido graso). Su función es la de permitir la absorción de calcio en nuestro organismo.
El calcio y el fósforo son minerales fundamentales en la formación de los huesos. El déficit de estos minerales, sobre todo en la niñez, puede influir negativamente en la producción de tejido óseo.
La vitamina D nos ayuda a absorber el calcio que los huesos necesitan para crecer. Un déficit de vitamina D puede conllevar la aparición de enfermedades de los huesos como la osteoporosis o el raquitismo. Además, la vitamina D juega un papel importante en los sistemas nervioso, muscular e inmunológico.
¿Qué cantidad necesitamos?
La cantidad de vitamina D que necesitamos depende de la edad y el sexo. La cantidad mínima de vitaminas que debemos tomar al día viene dada por la “Cantidad Diaria Recomendada” (CDR).
En general, las personas de más de 50 años necesitan cantidades mayores de vitamina D que las personas más jóvenes. Otros factores fisiológicos, como el embarazo o la lactancia materna (tanto para el niño como para la madre), determinan que estas necesidades aumenten.
Los pacientes con fibrosis quística, enfermedad de Crohn, resección gástrica o síndromes de malabsorción, tienen limitada la absorción de vitaminas, por lo que han de ingerir mayor cantidad.
Las personas obesas o en tratamiento con determinados medicamentos (antiepilépticos, corticoides, antifúngicos, antirretrovirales,…), necesitan mayores aportes de vitamina D (de dos a tres veces las necesidades basales para su edad).
¿Cómo la podemos obtener?
La vitamina D puede obtenerse de tres maneras: a través de la piel, de la dieta y de suplementos.
Nuestro organismo es capaz de sintetizar vitamina D, pero para ello necesita la luz del sol. Para la producción de vitamina D bastaría con exponerse al sol durante 10 a 15 minutos al día tres veces a la semana. Esta exposición requiere que se realice sobre la piel de la cara, los brazos, la espalda o las piernas (sin protección solar).
Las personas que no viven en lugares soleados tienen más dificultades para la producción de vitamina D. La exposición al sol a través de los cristales de las ventanas no es efectiva, al igual que si se realiza en días nublados o si estamos a la sombra. Además, tener la piel oscura igualmente disminuye la cantidad de vitamina D que la piel produce.
Sin embargo, demasiado sol puede llevar al envejecimiento y al cáncer de la piel, así que muchas personas tratan de obtener su vitamina D de otras fuentes.
La vitamina D se puede obtener de la dieta a través de los siguientes alimentos:
-Productos lácteos: queso, mantequilla, leche entera,….
- Pescado azul: son pescados grasos como el salmón, las sardinas, la caballa, el atún
-Ostras
-Huevos
-Hígado
-Hoy en día disponemos de alimentos enriquecidos en vitaminas, como la margarina, la leche de soja, los cereales,… (la información nutricional de las vitaminas que aportan debe venir en la etiqueta de los productos).
En el caso de las patologías que hemos hablado (fibrosis quística, síndromes de malabsorción,…) se han de tomar además medicamentos que suplementen el aporte de vitamina D. Estos aportes siempre han de estar supervisados por un médico especialista ya que, al tratarse de una vitamina liposoluble, un aporte excesivo de la misma puede acumularse en el organismo produciendo graves efectos. La hipercalcemia que puede generar depósitos de calcio en el organismo, sobre todo en los riñones, pudiendo producir lesiones permanentes.
Esperamos que esta información os sea de utilidad y que disfrutéis de lo que queda de verano.
Un saludo