El sistema
inmunitario es el encargado de proteger al organismo frente a las enfermedades causadas
por una amplia variedad de agentes infecciosos tales como bacterias, virus,
hongos o parásitos. En definitiva, nos protege frente a los agentes agresivos
para nuestro cuerpo y los elimina.
Tras un
trasplante, los tejidos del receptor y del donante presentan diferencias que
pueden producir que el sistema inmunitario del receptor reaccione frente al
órgano al reconocerlo como extraño, lo que se conoce como “rechazo”. Para
evitarlo, contamos con los fármacos inmunosupresores, que bloquean la respuesta
del sistema inmunitario y disminuyen el riesgo de que aparezca este rechazo.
Estos
fármacos se deben tomar desde el primer día post-trasplante y para siempre, a
la dosis exacta prescrita por el médico, que se irá ajustando según los niveles
de fármaco en sangre que se obtengan en las analíticas. A estas analíticas se
debe acudir en ayunas y sin haberse tomado la medicación, que se tomará posteriormente.
Nunca debe omitir ni olvidar ninguna dosis, y si va a viajar es importante
llevar consigo suficiente medicación para no interrumpir el tratamiento.
En caso de
omisión de una dosis o toma de una dosis errónea, no debe tomarse una dosis
doble o diferente en la siguiente toma. Consulte a su médico que le indicará
como proceder.
Es útil
aprenderse el nombre de los medicamentos inmunosupresores que esté tomando,
para que pueda advertir de ello a otros profesionales sanitarios que le puedan
atender. Asegúrese de que al prescribirle otros medicamentos el médico conoce
el tratamiento que toma para evitar interacciones, es decir, que otros fármacos
aumenten o disminuyan los niveles sanguíneos de los fármacos inmunosupresores y
se pueda producir toxicidad o falta de efectividad de los mismos. Esto es
aplicable también a los fármacos que se adquieren sin receta, a algunas plantas
medicinales, o al zumo de pomelo, por lo que se recomienda que consulte con su
médico o farmacéutico antes de tomar cualquiera de ellos por su cuenta.
Respecto a
la vacunación, durante el primer año después del trasplante no se recomienda, y no se
debe recibir vacunas de virus vivos o atenuados. En cualquier caso, el médico
determinará la necesidad o no de vacunarse.
En
definitiva, la medicación inmunosupresora que se prescribe tras un trasplante
es esencial para evitar el rechazo del mismo y que el órgano funcione
correctamente. Por tanto, debe tomarse exactamente como el médico le haya
indicado, sin olvidar ni omitir ninguna dosis, y extremando las precauciones en
cuanto a la combinación con otros fármacos o productos naturales. Y recuerde
que ante cualquier duda siempre debe recurrir al consejo de un profesional
sanitario.
En
próximas entradas le ofreceremos más consejos acerca de hábitos saludables en
el paciente trasplantado con tratamiento inmunosupresor.