Una de las recomendaciones que damos a los pacientes que atendemos en nuestra UFPE es la necesidad de realizar una correcta hidratación.
La mayor parte de nuestro cuerpo es agua. Para hacernos una idea, un hombre de 70 Kg, tiene aproximadamente 42 litros de agua, esto supone un elevado porcentaje de nuestra composición (55-60% del peso corporal total).
Las necesidades de líquido de cada persona, dependen de diferentes factores entre los que se encuentran el género, la edad, la actividad física, el patrón dietético, los hábitos tóxicos (consumo de alcohol), problemas de salud, la temperatura exterior, la humedad ambiental, etc…
Etapas
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Edades
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L/día de agua total
(bebidas + alimentos)
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Lactantes
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0-6 meses
7-12 meses
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0,7
0,8
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Niños
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1-3 años
4-8 años
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1,3
1,7
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Varones
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9-13 años
14-18 años
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2,4
3,3
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Mujeres
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9-13 años
14-18 años
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3
3,8
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Durante el embarazo y la lactancia las necesidades hídricas están aumentadas. Como cifras promedio podríamos decir que el aporte de agua recomendada sería:
-Durante el primer trimestre de embarazo: 2-2,5 L/día
-Durante el segundo y tercer trimestre de embarazo: 3 L/día
-Durante la lactancia: 3 L/día
El agua es un nutriente esencial que además es fuente de minerales (calcio, magnesio, fósforo, flúor, sodio, potasio y cloro), necesarios también para nuestro organismo. La ingesta de agua diaria debería estar entre los 2-3 litros de agua al día. En términos generales, aproximadamente entre el 20-30% del agua procedería de los alimentos y el 70-80% restante de diferentes líquidos (agua, refrescos,..).
Nuestro organismo posee una serie de mecanismos que le permiten mantener constante el contenido de agua, es decir, permite mantener el equilibrio entre el agua ingerida (agua de bebida, agua contenida en los alimentos,…) y las pérdidas (orina, heces, sudor, aire espirado por los pulmones,…).
El cuerpo humano no almacena el agua, por lo que la cantidad que perdemos cada día debe restituirse para asegurar un correcto funcionamiento de nuestro organismo. La sed es el mecanismo por el que detectamos la necesidad de beber agua. Sin embargo, existen ocasiones en las que conviene adelantarse a la sensación de sed, como es el caso de los bebés, personas ancianas o deportistas. En estos casos es importante programar la ingesta de agua, para evitar desequilibrios que podrían desencadenar importantes problemas de salud.
Con el paso de los años disminuye la proporción de agua del organismo.
La necesidad de agua está aumentada en el caso de determinados tratamientos farmacológicos. A modo de ejemplo:
-Existen fármacos que modifican y aumentan las necesidades de agua como son los diuréticos, fenitoína, teofilina, broncodilatadores, laxantes,…
-Hay otros fármacos (como los nuevos tratamientos para la hepatitis C, telaprevir y boceprevir, o los tratamientos quimioterápicos), que pueden estar asociados a toxicidad dermatológica. La piel está compuesta en un 70% por agua. La forma más eficaz para su hidratación es la ingesta de líquidos, ya que exteriormente la piel es impermeable en un 90%.
Todo ello hace que los pacientes que están tomando medicamentos y en especial los pacientes ancianos, sean especialmente susceptibles y vulnerables frente a la deshidratación, un problema importante y responsable de muchas hospitalizaciones y en algunos casos, coadyuvante en la muerte.
Desde nuestra UFPE y con la llegada de las altas temperaturas, queremos recalcar la necesidad de realizar una correcta hidratación en aquellos pacientes en tratamiento farmacológico (especialmente los ancianos), ya que es esencial en el mantenimiento del equilibrio hidroelectrolítico, de una correcta función renal y en la excreción de desechos (urea,…), vías fundamentales para la eliminación de muchos medicamentos.
Un saludo.