No tenemos más que darnos un paseo por alguna de las calles o parques de nuestras ciudades para darnos cuenta de que algo ha cambiado en el paisaje urbano de estos últimos años. Afortunadamente, hacer ejercicio está de moda. No es raro ver a personas corriendo o participando en alguna maratón organizada con motivo de fiestas, reuniones,…
Sin embargo, a la hora de empezar a hacer ejercicio debemos ser prudentes. Las noticias de muerte súbita en deportistas tienen una gran repercusión social ya que ocurre en individuos generalmente jóvenes, en algunos casos, muy famosos y en los que se presumía de un estado de salud perfecto. Es bien conocido que la gran mayoría de casos de muerte súbita se deben a alguna anomalía cardiovascular.
El corazón es probablemente el órgano que soporta una mayor sobrecarga durante la práctica de ejercicio físico, sufriendo notables modificaciones durante su ejecución.
El corazón es probablemente el órgano que soporta una mayor sobrecarga durante la práctica de ejercicio físico, sufriendo notables modificaciones durante su ejecución.
El ejercicio aumenta las necesidades metabólicas de nuestro organismo que deben ser satisfechas especialmente a través del aumento del gasto cardiaco (volumen de sangre que bombea el corazón en un minuto). El aumento de la cantidad de sangre bombeada por el corazón origina un aumento de la presión arterial.
La respuesta aguda al ejercicio produce un aumento en las necesidades de oxígeno y de la actividad nerviosa simpática (estimuladora, entre otras cosas, de la actividad del corazón) que puede originar la aparición de espasmo coronario. Ante esta situación de potencial riesgo, es necesario conocer el estado de salud cardiovascular.
El reconocimiento cardiológico previo a la actividad deportiva debe constituir una parte del reconocimiento global que se debe realizar en toda persona que vaya a iniciar un programa de mantenimiento, de entrenamiento o de competición. Este reconocimiento se compone básicamente de las siguientes pruebas: valoración de los antecedentes patológicos personales y familiares, actividad deportiva realizada, exploración física, electrocardiograma, prueba de esfuerzo,…
Este reconocimiento tiene como objetivos básicos:
- Descubrir cualquier enfermedad, lesión o patología cardíaca, especialmente las que puedan constituir un riesgo vital para el deportista. Frecuentemente, las situaciones potencialmente peligrosas suelen ocurrir en el esfuerzo extenuante y/o bajo estrés psicológico, como es el de la competición.
- Determinar las situaciones patológicas que representen una contraindicación médica absoluta o temporal para la práctica de actividad física.
- Conocer la tolerancia del individuo al esfuerzo que se va a realizar y su grado de adaptación al mismo, lo que permite realizar prescripciones de ejercicio para los pacientes que lo precisen y proporcionar oportunidades para participar en actividades físico-deportivas a los pacientes que presenten patologías cardíacas.
Para más información os recomendamos las “Guías de práctica clínica de la Sociedad Española de Cardiología sobre actividad física en el cardiópata”.
Desde nuestra UFPE os animamos a realizar ejercicio físico pero siempre con precaución.
Un saludo