No fumo.
No bebo.
No tengo colesterol.
No padezco ninguna enfermedad.
Pero de la noche a la mañana me he convertido en hipertenso.
Con este cambio, personas como yo, que tienen de manera habitual la tensión un poco más elevada de lo normal nos hemos convertido (según este criterio americano) en enfermos.
Este tipo de cambios siempre vienen acompañados de polémica. Muchos creen que son las farmacéuticas las que incentivan a las organizaciones profesionales para que disminuyan los valores de diagnóstico. Esta teoría de la conspiración tiene sentido, a más diagnósticos de hipertensión más antihipertensivos vendidos. Sin embargo, los autores dejan muy claro que este cambio se debe a que se ha visto una mayor probabilidad de problemas cardiovasculares a largo plazo en las personas con estas cifras respecto a las personas con tensiones por debajo de 120/80. Además, remarcan que a esta población se les debe tener en cuenta antes a fin de poder modificar a tiempo sus hábitos de vida.
En este sentido, los titulares tan llamativos como los que hemos podido leer y la simplificación de los modelos pueden dar lugar a que personas sanas (como yo) se conviertan en enfermos de manera prematura. Se ha demostrado que para que en un futuro se padezcan problemas cardiovasculares hay muchos más factores a tener en cuenta además de la tensión. Una manera de estimar el riesgo de cada individuo es mediante escalas que agrupan varios parámetros. Una de las más utilizadas en España es la REGICOR que tiene en cuenta tensión arterial, sexo, tabaco, diabetes, edad y niveles de colesterol.
Con todos los parámetros recogidos calcula la probabilidad de tener algún problema cardiovascular en los próximos 10 años. Hay calculadoras online como esta que te permite calcular este porcentaje. Con mis datos me estima que tengo un 1% de riesgo, lo que demuestra que no solo es importante el control de la frecuencia cardíaca (que también) para el desarrollo de problemas cardiovasculares.
En definitiva, para los nuevos "hipertensos" como yo les recomendaría que controlaran su tensión arterial de vez en cuando (nunca está de más), que sigan una vida saludable, pero que de momento no se preocupen demasiado por su salud futura.
Cuídense!
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