El pasado 28 de octubre, con motivo de la celebración del mes de dolor, en nuestro hospital tuvo lugar la mesa de encuentro "Hablemos del Dolor", un espacio en que por parte de pacientes y profesionales de la salud se abordó el impacto del dolor en la vida de las personas que lo padecen y las posibles soluciones terapéuticas.
En la mesa participaron pacientes, cuyos testimonios fueron muy ilustrativos, así como profesionales sanitarios del ámbito de la medicina, la farmacia y la enfermería. Dado que tuve la suerte de participar en dicha mesa, en la que se plantearon interesantes testimonios y cuestiones, quiero compartir alguna de las reflexiones que tuve oportunidad de plantear, aunque sea de forma telegráfica:
- La OMS establece que el dolor crónico es una enfermedad y su tratamiento es un DERECHO humano.
- El dolor es una experiencia subjetiva y debemos asumir que existe siempre que el paciente lo manifieste.
- El dolor tiene un triple impacto (físico, psíquico y social) sobre la persona que lo padece, con un impacto sobre la persona que puede llegar a ser devastador para su calidad de vida.
- El dolor es un síntoma que nunca debe ser menospreciado ni ignorado y los profesionales sanitarios debemos incidir sobre el mismo como un objetivo más de la terapia global. Es decir, el dolor crónico merece una atención especial como una enfermedad "con derechos propios", de modo que no basta con actuar sobre la causa que origina el dolor, sino también sobre el dolor en sí mismo.
- Es un error pensar que si no se controla la enfermedad que origina el dolor, este no puede ser controlado.
- Se estima que el dolor crónico supone un impacto económico en España de unos 15.000 millones de euros, lo que supone un 2-2.8% del PIB (dato de 2018)
- La evidencia actual permite afirmar que el manejo del dolor es inadecuado en muchas ocasiones, con el consiguiente impacto sobre la calidad de vida de las personas.
En relación a las opciones terapéuticas disponibles para el tratamiento del dolor, algunos puntos a destacar son:
- Existe una amplia variedad de tratamientos para el dolor, pero no todos funcionan igual en todas las personas. En este sentido, el tratamiento del dolor es una experiencia individual.
- Además, existen medicamentos con mecanismos de acción muy diferentes y que están indicados en determinados tipos de dolor pero no en otros. Es importante seguir los consejos del especialista.
- Todos los medicamentos que se utilizan para tratar el dolor tienen efectos secundarios, sobre todo si no se usan correctamente.
- También presentan interacciones con otros medicamentos (analgésicos o no) que pueden tener consecuencias importantes (disminuyendo el efecto o aumentando la toxicidad).
- Dado que muchos efectos adversos se relacionan con la dosis administrada, se suele buscar la menor dosis posible que sea efectiva en el control adecuado del dolor.
- Los tratamientos se suelen prescribir siguiendo una pautas establecidas y se van ajustando en función de la respuesta.
- En el tratamiento del dolor, es normal que...
- Algunos medicamentos no lleguen a ser efectivos, ni siquiera aumentando la dosis, siendo necesario cambiarlos por otros.
- Algunos tratamientos tarden un tiempo en hacer efecto, variable según el medicamento prescrito. Es importante que el paciente sepa cuándo se espera que el tratamiento empiece a ser efectivo para evitar expectativas erróneas.
- Algunos medicamentos que son efectivos dejen de serlo con el tiempo, siendo necesario aumentar la dosis o modificar el tratamiento.
- En muchos casos es necesario asociar varios medicamentos para controlar el dolor.
Por tanto, a veces hay que ser paciente y no desesperar demasiado pronto. En este sentido, es especialmente importante una buena relación de confianza entre médico y paciente.
- No hay que dejarse aconsejar por otras personas que hayan tenido experiencias previas a las que les puede haber ido muy bien (o muy mal) un determinado tratamiento.
- No hay que buscar tratamientos "milagrosos".
- Las indicaciones, efectos, propiedades farmacológicas y efectos secundarios de los distintos tipos de analgésicos (ej. medicamentos no opioides, opioides menores u opioides mayores) son muy diferentes y su manejo puede ser muy distinto. Es muy importante seguir las recomendaciones y pautas del médico.
En definitiva, cada paciente es un mundo y hay que conseguir el mejor tratamiento analgésico para cada uno de forma individualizada. Una vez instaurado el tratamiento, es fundamental que el paciente conozca bien su tratamiento para conseguir el mayor efecto posible con la menor toxicidad posible. En este sentido, el paciente debe saber cómo conservar su medicamento, cómo se debe administrar (por ejemplo con alimentos o en ayunas), a qué horas, cuándo debe esperar que empiece a hacer efecto, qué efectos adversos pueden aparecer (para identificarlos con rapidez y transmitirlos a su profesional sanitario) y evitar la automedicación (incluidos productos "naturales" sin conocimiento del profesional).
Espero que estas reflexiones sean de utilidad.
Saludos
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