La gripe es una infección vírica que suele propagarse rápidamente en forma de epidemias estacionales, por lo que constituye un importante problema de salud pública. La infección se caracteriza por la aparición súbita de fiebre alta, dolores musculares, cefalea y malestar general importante, tos seca, dolor de garganta y rinitis. La mayoría de los afectados se recuperan en una o dos semanas sin necesidad de recibir tratamiento médico.
Sin embargo, en determinados grupos de riesgo la infección puede conllevar graves complicaciones de la enfermedad subyacente, provocar neumonía o causar la muerte. Así el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad recomienda la vacunación frente a la gripe, a partir de la tercera semana del mes de octubre, a:
- Personal sanitario y de centros de atención a enfermos crónicos
-Personas que trabajan en servicios públicos esenciales (bomberos, protección civil, centros de internamiento, y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado)
- Otros grupos de riesgo que se pueden consultar en
http://www.msssi.gob.es/gabinete/notasPrensa.do.
La vacunación anual es una de las medidas más eficaces para prevenir la gripe y sus complicaciones.
También se debe evitar la transmisión del virus con medidas higiénicas como taparse la boca al toser o al estornudar, preferiblemente con pañuelos desechables y el lavado frecuente de manos, sobre todo después de haber tosido o estornudado. En cambio, no está indicado el uso de antibióticos, puesto que no son efectivos frente a la gripe (es una enfermedad causada por un virus), y su uso puede crear resistencias a estos fármacos.
Debido a la elevada capacidad del virus de la gripe de sufrir mutaciones, la composición de las vacunas debe revisarse cada año, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) decide las cepas de virus de la gripe que deben incluir las vacunas antigripales. Para que la vacunación sea eficaz es preciso administrar siempre la vacuna correspondiente a la temporada en curso durante el otoño de cada año (de octubre a diciembre en Europa).
La protección se obtiene generalmente al cabo de 2 a 3 semanas, y la duración de la inmunidad varía, pero es normalmente de 6-12 meses. Se debe tener en cuenta que aunque la vacuna pretende proteger frente a aquellas cepas del virus a partir de las cuales se ha elaborado, como con cualquier vacuna, puede que no se obtenga una respuesta inmunitaria protectora en todos los vacunados.
Se recomienda una revisión del historial médico (especialmente en relación a la vacunación previa y la posible aparición de efectos no deseados) y de un examen clínico antes de la vacunación. En cualquier caso, La inmunización deberá posponerse en los pacientes con enfermedad febril o infección aguda y está contraindicada en pacientes con hipersensibilidad a los principios activos o a alguno de los excipientes.
Las vacunas antigripales inactivadas se pueden usar durante todo el embarazo. De hecho, en mujeres embarazadas con problemas médicos que aumenten el riesgo de complicaciones derivadas de la gripe, se recomienda la administración de la vacuna, con independencia del estadio de su embarazo.
Tampoco existe ninguna contraindicación durante la lactancia.
Respecto a las interacciones con otros medicamentos no se suelen realizar estudios, por lo que no hay datos disponibles.
Si se va a administrar la vacuna al mismo tiempo que otra vacuna inyectable, se deberán administrar siempre en lugares de inyección diferentes.
Aunque en pacientes con inmunodeficiencias o bajo tratamiento con inmunosupresores es posible que la respuesta a la vacuna sea insuficiente, muchos de ellos sí alcanzan una respuesta protectora frente a la enfermedad, y por tanto se recomienda la vacunación antigripal anual de todos los pacientes inmunodeprimidos y de las personas que conviven con ellos.
Después de la vacunación, se pueden obtener resultados falsos positivos en la detección de anticuerpos frente a virus como el de la inmunodeficiencia humana (HIV-1) y el virus de la hepatitis C, según el método utilizado, pero en todo caso, se pueden desenmascarar con otras técnicas analíticas. Debe avisar a su médico si le van a hacer alguna de estas determinaciones tras la vacunación.
Por último, en cuanto a los efectos secundarios, cabe insistir en que en el momento actual las vacunas disponibles son vacunas inactivadas que contienen virus de la gripe muertos o fracciones de los mismos, por lo tanto, no pueden transmitir la enfermedad y que, en general, son vacunas bien toleradas. Pueden aparecer síntomas locales leves en el lugar de la inyección (enrojecimiento, dolor e induración) y síntomas generales tales como fiebre, dolor muscular, cansancio, dolor de cabeza y malestar, que comienzan a las pocas horas de la vacunación (6-12 horas), y suelen desaparecer espontáneamente en 1-2 días.
En definitiva, la vacuna de la gripe es eficaz y segura, de modo que si perteneces a uno de los grupos de riesgo ¡vacúnate!.
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