Imaginemos una
localidad de unos 10.000 habitantes situada en la Comunidad Valenciana. ¿Sabéis
cuantas oficinas de farmacia abiertas al público tendría? Si acudimos a la Ley de Ordenación Farmacéutica de dicha comunidad autónoma, podemos leer:
Artículo 21. Módulos
Se establecen los siguientes módulos de habitantes
para la apertura de nuevas Oficinas de Farmacia:
Módulo I. Zonas Farmacéuticas Generales:
Para los municipios de las zonas farmacéuticas
generales el número de oficinas de farmacia será de una por cada 2.800
habitantes censados, lo cual se considera el módulo básico general. En todo
caso, una vez superado este módulo básico general se podrá establecer una
oficina de farmacia cuando se superen los 2.000 habitantes censados
adicionales. Siempre habrá de alcanzarse el módulo básico general para poder
aplicar de nuevo la fracción de 2.000 habitantes censados.
Sin entrar en
otras consideraciones (como posibles módulos turísticos complementarios), esta
localidad imaginaria contaría con al menos 4
oficinas de farmacia (para
8.800 habitantes; al alcanzarse los 10.800, podría abrirse una farmacia
adicional). Es importante destacar que estamos hablando de habitantes, no de
usuarios/pacientes de las oficinas de farmacia.
Como podéis
suponer, los 10.000 habitantes de esta población imaginaria no es una cifra
escogida al azar, sino que se trata del número de pacientes/año al que ya nos
estamos acercando en la Unidad de Atención Farmacéutica a Pacientes Externos
(UFPE) de nuestro hospital. En concreto, el año 2013 atendimos a casi 9.600
pacientes, cifra que en el mes de febrero (es decir, desde marzo de 2013 hasta
febrero de 2014) ya se ha incrementado (9.735 pacientes). Y no olvidemos que en
este caso sí estamos hablando de pacientes (no habitantes), crónicos en su
mayoría, que acuden regularmente a nuestra UFPE. Esto ha supuesto durante este
mismo periodo de tiempo más de 43.100 visitas de pacientes y más de 81.000
dispensaciones. Haciendo un sencillo cálculo, teniendo en cuenta el número de
días hábiles durante los cuales la UFPE está abierta al público, esto supone
una media superior a los 190 pacientes/día (lo que implica picos difíciles de
abordar cercanos a los 250 pacientes/día).
Y os lanzo otra pregunta: ¿sabéis cuales son las funciones que tenemos encomendadas las UFPE? ¿Pensáis que tenemos alguna función además de lo que es la mera dispensación de medicamentos? Bueno, acudimos de nuevo a la legislación vigente en nuestra Comunidad Autónoma, en concreto a la Orden de creación de las UFPE publicada ya en el año 2001, para dar respuesta a esta pregunta:
Artículo 3. Funciones
Asumirá como funciones propias las
siguientes:
a. Informar
y asesorar a los pacientes externos
en lo que respecta a:
• Correcta administración.
• Efectos adversos.
• Interacciones.
• Recomendaciones sobre promoción de la
salud y estilo de vida saludable.
b. Asesorar
a los facultativos con la
finalidad de lograr la máxima adecuación de las prescripciones que se generan
en el ámbito hospitalario con la Guía Farmacoterapéutica de Atención Primaria,
logrando la máxima integración de los tratamientos farmacológicos generados en
los dos niveles asistenciales.
c. Dispensar a los pacientes no ingresados, las
especialidades calificadas de uso hospitalario, o aquellas otras que sea
necesario de acuerdo con el artículo 91 de la Ley 25 /1990, de 20 de diciembre,
del Medicamento.
d. Establecer, desde la óptica de Atención
Farmacéutica, procedimientos que garanticen el seguimiento de las pautas
terapéuticas en los
tratamientos instaurados a los pacientes, promoviendo el uso racional y
eficiente de los medicamentos.
e. Participar en la Comisión de Farmacia y Terapéutica del hospital y en la Comisión de Uso Racional del
Medicamento del Área de Salud
de referencia, cuando se traten asuntos de su competencia, así como en aquellas
en que les sea solicitada su participación por la dirección médica del
hospital.
f. Colaborar y asesorar en la adquisición y gestión de los medicamentos en el Servicio
de Farmacia.
g. Colaborar en los proyectos de investigación clínica en aquellos medicamentos y patologías
relativas a su ámbito de actuación.
h. Informar
periódicamente sobre los perfiles de utilización que se generan para pacientes externos
en el medio hospitalario, promoviendo el uso racional del medicamento.
i. Elaborar los indicadores de actividad,
económicos y de resultados en el paciente a
solicitud de la dirección del hospital y la Consellería de Sanidad.
j. Participar en la docencia pre y postgrado del Servicio de Farmacia y en la
formación continuada del personal sanitario.
k. Realizar, colaborar y promover actividades educativas sobre cuestiones de su competencia dirigidas a sus pacientes.
l. Realizar, colaborar y promover
actividades encaminadas a mejorar
la calidad de los servicios farmacéuticos que
prestan, así como la presentación de propuestas de mejora en las áreas
específicas objeto de su competencia.
m. Y todas aquellas actividades que le
sean encomendadas por la dirección de su Centro.
Es fácil entender que con la carga de
trabajo que soportamos es imposible dar respuesta a todas estas funciones
asignadas. Además, hay que recordar que los tratamientos que dispensamos en los
hospitales son cada vez más complejos (productos biológicos, dispositivos
especiales de administración, medicamentos extranjeros y de uso en situaciones
especiales, medicamentos sometidos a regulaciones y controles específicos o a
planes de gestión de riesgos...) y con un elevado
impacto económico (lo que nos
obliga a ajustar cada vez más las existencias incrementando la carga de trabajo
de su gestión).
¿Cuales son las consecuencias de todo esto?
Pues son muchas, aunque haremos hincapié fundamentalmente en dos de ellas: tiempos de espera elevados para los pacientes y disminución de la calidad en la atención farmacéutica a los
mismos. Muchos han sido los cambios que hemos realizado en nuestra UFPE para
tratar de absorber con garantías el incremento de actividad: cambios de
personal, modificación de horario, cambios estructurales, modificación de
circuitos de trabajo, prescripción electrónica, robotización, cambios en los
sistemas de información, gestión telemática de dispensaciones, dispensación
domiciliaria, utilización de herramientas 2.0... Sin embargo, la realidad
siempre va por delante (cada vez más pacientes, más medicamentos a dispensar y
de mayor complejidad) y nunca es suficiente. Es un hecho que en los últimos
años se han ido pasando cada vez más medicamentos a dispensación hospitalaria,
ya sea por motivos sanitarios o económicos. Sin entrar en guerras o polémicas
al respecto con nuestros compañeros de oficina de farmacia, este hecho presenta
ventajas (son tratamientos complejos de seguimiento hospitalario de modo que la
cercanía e integración del farmacéutico de hospital con el equipo médico puede
ser determinante, hay un ahorro económico al eliminar los márgenes del
distribuidor y de las oficinas de farmacia...) pero también inconvenientes
(especialmente derivados de la necesidad de que los pacientes tengan que acudir
al hospital a por su tratamiento, lo cual en muchos casos supone un problema
importante para ellos, frente a la indiscutible mayor accesibilidad de las
oficinas de farmacia). Creo que si se apuesta por un modelo de atención
farmacéutica a través de los servicios de farmacia de los hospitales resulta
imprescindible evaluar el impacto que supone y dotar de los recursos (materiales y humanos) necesarios para
poder desarrollarlo. En caso contrario, es posible que los inconvenientes
acaben superando a las ventajas.
Saludos.
PD: y no quiero ni pensar en que nos
llegue el copago...
Interesante artículo, Emilio.
ResponderEliminarEfectivamente numerosos son los medicamentos que por motivos económicos han pasado a dispensación hospitalaria pero como bien dices el ahorro puede ser en cuanto a producto, pero hay que entender que no sólo se dispensa producto sino también servicio, y ambos deben ser de calidad.
Nada más frustrante para un profesional que ser consciente de no dar el servicio con la calidad que uno podría ofrecer por falta de tiempo o de recursos materiales y/o humanos.
La necesidad está ahí y la colaboración entre profesionales es una necesidad objetiva. No es fácil encontrar una solución pero quizá los tiros vayan por ahí, por la colaboración.
Un saludo y gracias por ofrecernos este artículo.
Muchas gracias por leernos y por participar en nuestro blog. Lo has definido muy bien: frustrante. Esa es la sensación que mejor define la situación...
ResponderEliminarRespecto a la colaboración, estoy totalmente de acuerdo. Sin embargo, es algo de lo que todos hablamos pero nadie mueve ficha más allá de experiencias puntuales. Habría que profundizar en un modelo integrado de colaboración multidisciplinar entre niveles asistenciales. Y, por supuesto, mejorar los sistemas de información de modo que permitan esa colaboración. Creo que falta mucho por hacer...
Un saludo!