martes, 3 de julio de 2012

Riesgos al administrar medicamentos a los niños por parte de los padres

Hace poco leí en Diario Médico una noticia que llamó mi atención en relación al cálculo de las dosis de medicamentos a administrar a los niños por parte de sus padres. Según la noticia, un estudio americano ha demostrado que los padres con escasos conocimientos matemáticos y con una educación de nivel bajo son cinco veces más propensos a administrar los medicamentos de manera incorrecta a sus hijos que los que sí poseen habilidades matemáticas de un cierto nivel.

El trabajo analizó las habilidades matemáticas y de lectura de 289 padres con hijos menores de ocho años, que habían recibido un tratamiento en forma líquida en su visita a las urgencias pediátricas para compararlas con la dosis del medicamento que administraban. Los progenitores realizaron tres tests para que los científicos analizasen sus habilidades. Después mostraron cómo medían la medicación que les habían prescrito en el tratamiento de sus hijos. Las conclusiones del estudio mostraron que uno de cada tres tenía pocas habilidades de lectura, mientras que el 83 por ciento de los padres tenían poca pericia numérica. Asimismo, los resultados también mostraron que el 41 por ciento de los padres administraban una dosis errónea. Desde luego, una cifra preocupante. Nosotros, en el hospital, no tenemos esta problema cuantificado. Pero en el día a día nos encontramos con este y otros problemas relacionados.

Los autores señalan que los padres están preocupados por buscar la manera más efectiva y segura de suministrar la medicación a sus hijos y que es necesario dirigir esta falta de habilidades con estrategias que reduzcan la posibilidad de que los padres den la medicación de forma inadecuada. En cualquier caso, estudios como este deben llevarnos a una reflexión acerca de un tema que afecta de manera directa a la efectividad y a la seguridad de los medicamentos en niños. Para los padres, un mensaje claro: deben estar seguros de la dosis que deben administrar a sus hijos y de cómo deben hacerlo (cantidades e instrumentos a utilizar) y deben consultar con su médico y/o farmacéutico cualquier duda al respecto. Y otro para los profesionales sanitarios: no deben nunca dar por supuesto que los padres van a ser capaces de dosificar adecuadamente el medicamento prescrito y deben hacer un esfuerzo para asegurarse de que lo han comprendido y así evitar errores.

Hay mucho por hacer...



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