Hace poco leí en Diario Médico una noticia que llamó mi atención en relación al cálculo de las dosis de medicamentos a administrar a los niños por parte de sus padres. Según la noticia, un estudio americano ha demostrado que los padres con escasos conocimientos matemáticos y con una educación de nivel bajo son cinco veces más propensos a administrar los medicamentos de manera incorrecta a sus hijos que los que sí poseen habilidades matemáticas de un cierto nivel.
Los autores señalan que los padres están preocupados por buscar la manera más efectiva y segura de suministrar la medicación a sus hijos y que es necesario dirigir esta falta de habilidades con estrategias que reduzcan la posibilidad de que los padres den la medicación de forma inadecuada. En cualquier caso, estudios como este deben llevarnos a una reflexión acerca de un tema que afecta de manera directa a la efectividad y a la seguridad de los medicamentos en niños. Para los padres, un mensaje claro: deben estar seguros de la dosis que deben administrar a sus hijos y de cómo deben hacerlo (cantidades e instrumentos a utilizar) y deben consultar con su médico y/o farmacéutico cualquier duda al respecto. Y otro para los profesionales sanitarios: no deben nunca dar por supuesto que los padres van a ser capaces de dosificar adecuadamente el medicamento prescrito y deben hacer un esfuerzo para asegurarse de que lo han comprendido y así evitar errores.
Hay mucho por hacer...
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