Pasado mañana tendrá lugar en Valencia una jornada en la que se hablará de estrategias de simplificación del tratamiento en el paciente VIH. A mí me toca hablar sobre aspectos económicos de la monoterapia con inhibidores de la proteasa potenciados. La reflexión es que, prácticamente en un mes, es la segunda vez que tengo que hablar sobre farmacoeconomía en foros médicos de dos patologías muy diferentes (oncología e infección por VIH), pero ambas de muy elevado impacto económico. ¿Por qué será...?
Hola Emilio. Espero que tengas suerte con la charla y que comentes por aquí tus impresiones. Es una pena que se lleve hablando tanto tiempo de la monoterapia, pero que hasta la llegada de la crisis no la hayamos empezado a tomar en serio. Pero está bien que haya llegado el momento. En cualquier caso, aparte del beneficio económico evidente de retirar fármacos, la principal ventaja es el ahorro de toxicidad y el mantenimiento de la eficacia. Y estos dos aspectos son los que deben evaluarse a mi juicio, casi paciente a paciente, pues en un paciente sin riesgo de toxicidad o toxicidad evidente ¿es lícito ahorrar unos euros? Las guías clínicas en este aspecto no son partidarias o al menos no claramente. ¿La eficacia se mantiene en todos los casos? En mi corta experiencia, creo que no, por lo que debemos valorar el coste de un fracaso (en rescate y también en cuanto a la confianza del paciente). Hay muchas cosas que debatir y ojalá entre todos vayamos encontramos alguna luz.
ResponderEliminarHola compi1. Es una situación interesante y que se puede interpretar desde ambos puntos de vista: el económico y el clínico. Sin duda, este último es el más importante y por las evidencias disponibles hasta ahora parece que, en aquellos pacientes que cumplen criterios, es una estrategia efectiva y segura que además no compromete la efectividad de la reintroducción de los análogos de núcleosidos en caso de fallo ni compromete opciones futuras de tratamiento por problemas de resistencias. Siendo así, yo no lo plantearía como una opción que podría perjudicar al paciente por ahorrar un dinero, sino todo lo contrario. Yo lo plantearía como que el paciente que cumple criterios tiene derecho a que se le quiten los análogos y así evitar toxicidad potencial e incomodidades por el manejo de 2 ó 3 medicamentos ( aspecto que, además, puede influir decisivamente en la adherencia al tratamiento). Y respecto a la confianza del paciente, la clave está en explicarle bien la situación, el objetivo que se busca y las consecuencias de un fracaso, de modo que le hagamos participe de la decisión de pasar a monoterapia. Y respecto al ahorro, cuando sacas la calculadora asusta el dinero que se puede ahorrar. O mejor dicho, que se puede destinar para otros fines, que con la que está cayendo...
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en que es triste tener que sufrir una crisis para hablar de Farmacoeconomìa en serio, pero debemos verlo como una oportunidad para un colectivo como el nuestro que lleva muchos años preocupado por el tema y trabajando en ello. Si al menos todo esto sirve para poner un poco de orden...
Espero que en la jornada de mañana podamos discutir ampliamente de todo esto.
Un saludo y muchas gracias por participar.