El insomnio se define como la dificultad para conciliar o mantener el sueño, despertar más temprano de lo esperable, o simplemente despertar con la impresión de no haber tenido un sueño reparador, durante al menos un mes. En esta descripción se contempla un componente subjetivo muy importante. Se puede afirmar que no es posible definir el sueño normal de manera aceptable para distintas personas y poblaciones dado que la percepción sobre lo que cada uno considera normal en cuanto a cantidad y calidad de sueño es muy variable.
El hecho de no conseguir dormir de forma satisfactoria puede repercutir en la actividad diurna: irritabilidad, cansancio, deterioro de la memoria y falta de concentración, pérdida de energía, motivación e iniciativa y somnolencia. Además, puede repercutir en un deterioro de la actividad laboral, social o de otros ámbitos de la vida de las personas. El insomnio es más prevalente en las mujeres y se hace más frecuente a medida que aumenta la edad.
Para tratar este trastorno la OMS recomienda comenzar con medidas no farmacológicas destinadas a desmitificar el insomnio y a mejorar nuestros hábitos:
Información esencial sobre el insomnio
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Es frecuente en situaciones de estrés o enfermedad física.
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La duración del sueño varía según las personas y la edad; así, en general,
las personas mayores duermen menos. Es útil recordar que el lactante tiene una
necesidad de sueño de 16 horas/día y los ancianos de 4-5 horas/día con una
mayor frecuencia de despertares nocturnos; la queja frecuente de que “solo”
duermen 4 horas ha de interpretarse como una normalidad fisiológica en la mayor
parte de los casos.
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La preocupación por el insomnio, y por su repercusión diurna, puede agravar
el problema.
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El alcohol provoca un sueño intranquilo y despertar precoz. Evite su
ingesta dos o tres horas antes de acostarse.
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Los estimulantes (café, té) pueden causarlo y empeorarlo.
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El ejercicio físico moderado y regular es saludable. No realice ejercicio
físico intenso antes de acostarse.
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Las cenas deben ser ligeras evitando ingestas copiosas.
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Un ambiente agradable sin ruido y con poca luz facilitan el sueño.
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El mejor tratamiento es mejorar los hábitos del sueño.
Medidas de higiene del sueño
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Utilice la cama solo para dormir. No realice
actividades gratificantes (leer, ver la televisión, oír la radio, comer).
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No realice ninguna actividad que requiera mucho esfuerzo
ni concentración (lecturas densas o trabajo) antes de dormir.
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Establezca una rutina antes de acostarse, realizándola cada día y en el
mismo orden (tomar algo caliente, leer un rato, lavarse los dientes, ir al
baño…).
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Ir a la cama solo cuando se sienta sueño.
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Si no se concilia el sueño en 30-45 minutos aproximadamente, salir de la
cama y de la habitación y hacer una actividad relajante y monótona hasta sentir
sueño de nuevo, y entonces volver a la cama, no antes. Repetir si es
necesario.
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Evite las siestas durante el día.
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Intente mantener un horario regular de sueño levantándose y acostándose a
la misma hora (incluidos fines de semana)
Ideas que nunca está de más tener en cuenta porque ahora que llega el verano siempre es de los momentos donde más me cuesta dormir por ese calor asfixiante que se empieza a sentir, este verano a ser larguito... Gracias por los consejos
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