¿Recordáis el impacto mediático que tuvo hace unos años la hepatitis C? ¿Os acordáis del Sovaldi®? Seguro que sí, de hecho es uno de esos casos en los que una marca comercial acapara toda la atención sobre un tratamiento. Pues bien, ahora ya conocemos los resultados de este y
otros fármacos conocidos como “antivirales de acción directa” (AAD) para el
tratamiento de la hepatitis C.
Recordaremos que la hepatitis C es una
enfermedad infecciosa que afecta principalmente al hígado, causada por el virus
de la Hepatitis C (VHC). Este
virus ocasiona una infección aguda, que en algunos casos evoluciona hacia una
curación espontánea, pero en la mayoría de los casos (60-80%) produce una
inflamación crónica y fibrosis en el hígado, que puede conducir a lo largo de
los años a una cirrosis (formación de cicatrices que endurecen el hígado e
impiden su correcto funcionamiento) o un cáncer de hígado. En alguno de estos casos
la única opción para el paciente es un trasplante hepático.
La infección crónica por
el VHC afecta a más de 71 millones de personas en el mundo según los datos de
la OMS. En España se estima que entre el 0,3 y el 0,4% de la población adulta
presenta infección activa por el VHC. Por lo tanto se sigue transmitiendo (la mayoría de las infecciones se producen por
exposición a pequeñas cantidades de sangre, y principalmente por la reutilización de agujas y jeringas usadas, en
la drogadicción por vía parenteral, piercings y tatuajes), y es un problema de
salud mundial.
Hasta el año 2011 el
tratamiento de la hepatitis C se basaba en la combinación de ribavirina e
interferón alfa. Este tratamiento era incómodo, con una duración de 1-2 años, con
una eficacia cercana al 75 % en el mejor de los casos, y sobre todo, con muchos
efectos adversos que conducían al abandono del tratamiento. Ese año aparecieron
los primeros AAD (boceprevir y telaprevir), que aportaban una mayor eficacia,
pero se debían asociar al tratamiento con interferón y ribavirina, de modo que
presentaban dos inconvenientes importantes: una pauta muy incómoda de
administración y todavía más efectos secundarios.
Fue en 2014 cuando realmente dispusimos de los primeros AAD que permitían terapias libres
de interferón, sofosbuvir, simeprevir y daclatasvir. Aunque el más famoso
fue sofosbuvir (Sovaldi®), porque constituía la base del tratamiento (combinado
con simeprevir o daclatasvir) y las asociaciones de pacientes con hepatitis C
se movilizaron y reclamaron su financiación y el acceso de todos los pacientes
a estos tratamientos. El principal problema era económico, ya que el coste
mensual de un tratamiento con sofosbuvir era de unos 15.000 €, y puesto que se
debían combinar dos AAD el coste podía ascender a unos 25.000 €/mes durante 3-6 meses.
Ante el problema presupuestario que esto suponía, junto con la enorme presión
social que tuvo lugar, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad desarrolló el plan estratégico para el
abordaje de la hepatitis C en el Sistema Nacional de Salud (PEAHC), con el
objetivo de permitir el “acceso ordenado” de los pacientes del SNS a los nuevos
tratamientos para la hepatitis C en el marco de las condiciones de financiación
pública de estos medicamentos. Inicialmente se trataron
los pacientes más graves (mayor grado de fibrosis, trasplantados o en lista de
espera de trasplante) y con riesgo elevado de transmisión de la infección.
Por otro lado, en
2015 se amplió considerablemente el arsenal terapéutico, con nuevos AAD, con
escasos efectos adversos y que, combinados entre ellos, en estos momentos
permiten la curación con una eficacia superior al 95%, con una duración de
tratamiento de tan solo 2-3 meses (de forma excepcional más tiempo). Otro
aspecto importante es que se ha reducido considerablemente su coste, que ahora
es aproximadamente de 6000-7000 €/tratamiento completo.
¿Y
qué resultados se han obtenido tras toda esta inversión?
La Secretaría General de
Sanidad y Consumo Ministerio de Sanidad. Ministerio de Sanidad, Servicios
Sociales e Igualdad ha publicado los Resultados del PEAHC hasta noviembre de
2017, con los datos proporcionados por todas las comunidades autónomas.
Desde su inicio en el primer
trimestre del 2015 hasta octubre de 2017 se han tratado con AAD en España 90.254
pacientes con hepatitis C. Teniendo en cuenta que en junio de 2017 el Consejo
Interterritorial del SNS aprobó la extensión del tratamiento para todos los pacientes con hepatitis C
independientemente del grados de fibrosis
(siempre a criterio médico).
Estos tratamientos en
principio suponen un mayor coste sanitario, sin embargo se ha comprobado que se mejora
considerablemente la calidad de vida del paciente, se evitan las complicaciones
de las fases avanzadas de la enfermedad, se simplifica mucho el seguimiento
clínico del paciente y se reduce el número de trasplantes. Además, al eliminar
la infección, se evita la transmisión de
la hepatitis C. De este modo se ahorra en otro tipo de costes. Todo esto hace
que sean tratamientos muy
coste-efectivos.
Por lo tanto se confirman
las buenas noticias. Disponemos de tratamientos
CURATIVOS para la hepatitis C, con pautas más cómodas que las terapias
precedentes, mejor tolerados y, sobre todo,
más eficaces (con datos reales), lo que los convierte en una BUENA INVERSIÓN para el Sistema Nacional de
Salud, y más importante, suponen
una BUENA INVERSIÓN para los pacientes.
Saludos,
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