Recientemente se ha publicado un interesante artículo en JAMA (JAMA 2011;306(8):840-847) en el que se estudia el riesgo que tienen los pacientes con tratamientos crónicos (estatinas, antiagregantes, levotiroxina, inhaladores, antiácidos) de sufrir una discontinuación accidental de sus tratamientos al ser dados de alta de un ingreso hospitalario agudo, riesgo que se incrementa en caso de que el ingreso haya sido en la UCI. Es decir, el paciente ingresa con un tratamiento crónico que puede ser modificado o suspendido durante su ingreso, pero que al ser dado de alta no se le vuelve a prescribir por error. Evidentemente esto genera un riesgo que puede ser más o menos importante en función del tratamiento del que se trate y de la patología y estado clínico del paciente.
Esta situación ha sido puesta de manifiesto en numerosos estudios antes y, de hecho, en los hospitales los farmacéuticos llevamos ya varios años trabajando en lo que se ha denominado "conciliación del tratamiento", que viene a ser una valoración del listado completo y exacto de la medicación previa del paciente con la prescripción médica después de una transición asistencial (ingresos y altas), de modo que si se encuentran discrepancias, duplicidades o interacciones entre los tratamientos crónicos y hospitalarios son comentados con el médico y modificados si procede.
Numerosos estudios demuestran el impacto positivo de este proceso de conciliación. No obstante, me parece importante destacar el papel que también puede y debe jugar el propio paciente (y sus familiares o cuidadores) comprobando siempre posibles discrepancias en su tratamiento antes y después de un ingreso hospitalario y consultar con su médico cualquier duda al respecto. Como en cualquier otro aspecto relacionado con su salud, la implicación del paciente en su propio tratamiento contribuirá a conseguir la mayor efectividad y seguridad posible del mismo siendo, además, el propio paciente el más beneficiado.
Esta situación ha sido puesta de manifiesto en numerosos estudios antes y, de hecho, en los hospitales los farmacéuticos llevamos ya varios años trabajando en lo que se ha denominado "conciliación del tratamiento", que viene a ser una valoración del listado completo y exacto de la medicación previa del paciente con la prescripción médica después de una transición asistencial (ingresos y altas), de modo que si se encuentran discrepancias, duplicidades o interacciones entre los tratamientos crónicos y hospitalarios son comentados con el médico y modificados si procede.
Numerosos estudios demuestran el impacto positivo de este proceso de conciliación. No obstante, me parece importante destacar el papel que también puede y debe jugar el propio paciente (y sus familiares o cuidadores) comprobando siempre posibles discrepancias en su tratamiento antes y después de un ingreso hospitalario y consultar con su médico cualquier duda al respecto. Como en cualquier otro aspecto relacionado con su salud, la implicación del paciente en su propio tratamiento contribuirá a conseguir la mayor efectividad y seguridad posible del mismo siendo, además, el propio paciente el más beneficiado.
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