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lunes, 28 de enero de 2019
lunes, 21 de enero de 2019
jueves, 17 de enero de 2019
¿Para cuando los antirretrovirales de acción prolongada?
En las últimas semanas, ante la aparición de diversas noticias en algún medio de comunicación, varios pacientes nos han preguntado por la disponibilidad de antirretrovirales de acción prolongada.
Antes de contestar a esta pregunta
recordaremos que el tratamiento de la infección por VIH con fármacos antirretrovirales
ha mejorado significativamente en los últimos años. Disponemos de medicamentos
muy eficaces, con menos efectos secundarios y combinaciones de varios fármacos
en un comprimido único, que es mucho más cómodo. A pesar de ello, para
garantizar la eficacia de este tratamiento, todavía tenemos pendientes algunos
retos, y uno de ellos sigue siendo la adherencia del paciente, entendida como
el cumplimiento en la toma de todas las dosis y el seguimiento de las recomendaciones
de administración, por ejemplo respecto de los alimentos (tomar con alimentos o
en ayunas).
En este sentido, y hasta que
dispongamos de un tratamiento curativo, han suscitado mucho interés los nuevos
antirretrovirales que se presentan como fármacos de acción prolongada y cuyos
resultados en los primeros ensayos clínicos son prometedores, algunos de ellos
son: GS-6207, MK-8591 y Cabotegravir.
GS-6207 es un
fármaco muy potente, con un nuevo mecanismo de acción (inhibidor de la cápside) y actividad contra los
principales subtipos de VIH-1. Los primeros estudios
indican que tras una administración en inyección
subcutánea se distribuye ampliamente por todo el tejido humano y persiste
mucho tiempo después de la inyección. Aun así, todavía se debe
determinar la pauta más adecuada de este fármaco y confirmar su perfil de
seguridad (efectos secundarios) en los ensayos clínicos que están en curso.
MK-8591 pertenece
también a una nueva clase de antirretrovirales, es el primer inhibidor de la
translocación de la transcriptasa inversa análogo de nucleósidos (NRTTI). Se
trata un potente fármaco (incluso frente a cepas resistentes del VIH), de
administración por vía oral y acción
prolongada, lo que permite su administración una vez por semana.
Recientemente se ha completado un
estudio cuyo objetivo era evaluar su eficacia antirretroviral en pacientes que
nunca habían recibido tratamiento para el VIH, su tolerancia y seguridad, y sus
características farmacocinéticas. Los resultados hasta el momento son positivos
y si se siguen confirmando en los ensayos clínicos sería el primer fármaco oral
de administración semanal con un potencial considerable para pacientes con
resistencia a tratamientos previos e incluso en profilaxis pre-exposición.
La investigación con Cabotegravir
está
más avanzada (ya hablamos de él hace un año). Se han presentado recientemente los resultados de un ensayo
clínico en fase II (LATTE-2) del tratamiento de mantenimiento con cabotegravir en
inyección intramuscular de acción
prolongada asociado a rilpivirina, administrado cada 4 ó cada 8 semanas en
pacientes que ya tenían carga viral indetectable. Este estudio demuestra una
alta eficacia tras 96 semanas de tratamiento, y un perfil aceptable de
reacciones adversas (en general reacciones en el lugar de la inyección, leves o
moderadas, y que se resolvieron rápidamente). Hay que tener en cuenta que se
trata de una inyección intramuscular que requiere de administración por un
profesional sanitario.
Los ensayos con este fármaco
continúan, actualmente se están llevan a cabo varios en fase III, con el
objetivo de determinar la mejor pauta a seguir (si cada 4 ó cada 8 semanas).
¿Qué pacientes se podrían beneficiar de estos nuevos tratamientos de acción prolongada?
El perfil de paciente que más se
podría beneficiar del TAR de acción prolongada es aquel con problemas de
adherencia al tratamiento, dado el amplio intervalo de administración y que se
podría administrar en un centro sanitario. Del mismo modo se podría beneficiar
un paciente con buena adherencia pero con dificultad para tomar sus
medicamentos o simplemente saturación por el tratamiento después de muchos años.
De momento sabemos poco sobre la
percepción o interés por estas nuevas opciones de los pacientes con más tiempo
en tratamiento antirretroviral. Recientemente se han presentado los resultados
de un estudio realizado en EEUU. Se trata de
un estudio en el que tras plantearles diferentes hipotéticas opciones de TAR a pacientes con una media de 14 años en
tratamiento, estos mostraron mayor interés por la administración de un solo
comprimido a la semana, seguido por la opción de un inyectable (cada 4-8
semanas) y por último la opción de un implante cuyo efecto duraría 6 meses.
De modo que parece que los pacientes
siguen prefiriendo la administración oral aunque sea un poco más frecuente, que
los inyectables de acción prolongada. En cualquier caso estas preferencias
dependerán de otros factores, como la edad de los pacientes, su situación
personal o la tolerancia a inyectables, y lo que sí parece evidente es que, en
general, los pacientes están expectantes y aprueban estas nuevas opciones de
tratamiento.
Aunque las expectativas son buenas, las
características de los tratamientos de acción prolongada nos llevan a plantear
cuestiones todavía por resolver, como la combinación con otros fármacos, y en
concreto para las formas inyectables el lugar de administración del fármaco, la
frecuencia, y la planificación y seguimiento de las administraciones.
Sin duda estas cuestiones tienen
solución y lo importante es poner de manifiesto que se sigue avanzando en el
desarrollo de nuevos fármacos para el tratamiento del VIH, potentes, seguros y
sobre todo, de acción prolongada, lo que contribuiría a reducir la fatiga del
tratamiento y a mejorar la adherencia en determinados pacientes. Solo queda
esperar que estén disponibles lo antes posible. Se barajan fechas como el
primer trimestre de 2020, aunque este plazo es muy difícil de prever.
Saludos,