miércoles, 21 de enero de 2015

Cáncer y supervivencia: detección precoz

En noviembre del año pasado la revista científica The Lancet   publicó un artículo del estudio CONCORD-2. En este estudio se recogen los datos mundiales de 279 registros de cáncer, entre 1995 y 2009,  con el objetivo de saber cuál es  la supervivencia global de los distintos tipos de cáncer. Los resultados ponen en evidencia la diferente supervivencia del cáncer en función del lugar donde vive la persona que lo padece.
En España, los resultados arrojan cifras esperanzadoras para el cáncer de mama y de próstata, con un 83,7% y un 87,1% de supervivencia respectivamente. La supervivencia para el cáncer de cuello de útero es del 65,2% y la del cáncer de colon del 59,3%, mientras que la cifra más baja corresponde al cáncer de pulmón, con un 12,6%.
Aprovechando estas cifras, nos parece importante recordar que existen cánceres que se pueden diagnosticar precozmente, lo que implica un inicio temprano del tratamiento y un aumento de la supervivencia.
A continuación vamos a repasar las pruebas de diagnóstico precoz para algunos de ellos:
Test de sangre oculta en heces (TSOH) que, como su nombre indica, detecta si existe o no sangre en las heces. Si el resultado de la prueba es positivo se completa el estudio con una colonoscopia completa para visualizar el origen del sangrado. El objetivo del cribado del cáncer de colon no solo es su diagnóstico precoz, que permite tratarlo en sus estadios iniciales donde la supervivencia es mucho más elevada, sino que incluso se puede evitar la aparición misma de la enfermedad. Se estima que cerca del 90% de los cánceres de colon y recto podrían ser curados si se detectasen de modo precoz, antes de que la enfermedad alcanzase sus estadíos más avanzados.

El cribado de cáncer de colon tiene como público la población de riesgo medio, esto es hombres y mujeres entre 50 y 69 años en los que no existen antecedentes familiares. Las personas con un historial previo de cáncer de colon o con antecedentes familiares han de considerarse como población de alto riesgo y están sometidas a un seguimiento especial .
La periodicidad de la prueba del Test de Sangre Oculta en Heces (TSOH) es de dos años.  

La técnica utilizada más eficaz es la mamografía, que consiste en una radiografía de las mamas capaz de detectar lesiones en estadios muy incipientes de la enfermedad:
    La mamografía permite detectar lesiones en la mama hasta dos años antes de que sean palpables y cuando aún no han invadido en profundidad ni se han diseminado a los ganglios ni a otros órganos.
    Cuando el tumor se detecta en estas etapas precoces es posible aplicar tratamientos menos agresivos, que dejan menos secuelas físicas y psicológicas en la mujer.

La dosis de radiación empleada en la mamografía es mínima, por lo que resulta inofensiva.
Otros métodos complementarios a la mamografía son la exploración física, realizada periódicamente por el médico o por la propia mujer. Sin embargo, no se recomienda la realización de autoexploración de las mamas como único método de diagnóstico precoz, debido a su baja fiabilidad. Se estima que la mamografía permite detectar el 90% de los tumores y el examen físico menos de un 50%.

En la actualidad se llevan a cabo programas de screening de cáncer de mama dirigidos a las mujeres de mayor riesgo, cuya edad está comprendida entre los 50 y los 65 años, mediante la realización de mamografías cada 1-2 años. 

Recientemente, se está incorporando a los programas de screening las mujeres en edades entre 45-49 años y 65-69 años. En mujeres entre los 40 y 45 años solamente puede ser aconsejable si existen factores de riesgo elevado como el genético. Hay que tener en cuenta que la mamografía es menos sensible en mujeres con mamas densas como ocurre en el grupo de mujeres jóvenes.

Las revisones ginecológicas habituales y la realización regular del  test de Papanicolau o citología cérvico-vaginal permite el diagnóstico de las lesiones premalignas, de tal forma, que su tratamiento evita que éstas evolucionen a lesiones invasivas.  

La aplicación de los programas de cribado realizada de forma eficaz, ha demostrado ser efectiva en la reducción de la incidencia y mortalidad por cáncer de cuello uterino en todo el mundo, aunque ninguno ha logrado erradicar totalmente la enfermedad.

El test de Papanicolau es una prueba sencilla, no dolorosa que se realiza durante el examen ginecológico de rutina. Mediante una espátula se obtienen células del fondo de la vagina y del ectocérvix. La prueba ha de realizarse entre periodos.

 Para evitar el mayor número posible de errores es importante que la mujer 48 horas antes de acudir al ginecólogo: evite las relaciones sexuales, lavados vaginales o la aplicación de espermicidas o cremas vaginales.

Se recomienda la realización de este test en mujeres que sean o hayan sido sexualmente activas que no hayan sido sometidas a histerectomía o lo hayan sido por cáncer de cérvix o por lesiones premalignas, con edades comprendidas entre 25 y 65 años. El límite de edad superior dependerá de si las dos últimas citologías son normales.
Se deberá realizar el test con una periodicidad de tres años.


Esperamos que esta información os haya sido de utilidad. Un saludo.

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